“Cuando niña fui víctima de una violación que produjo en mí mucho trauma y humillación. Crecí con esto dentro de mí y pensé que podría tener mi propia familia, al pasar el tiempo logré casarme y tener hijos pero llevaba esa marca dentro de mí que causó también dolor en mis hijos y mi esposo. Además de esto en la casa comenzamos a pasar fuertes problemas económicos, mi esposo de la noche a la mañana perdió todo y esto hizo que pasáramos muchas necesidades pues no teníamos para comer. Las puertas estaban cerradas, tuvimos que salir de nuestra casa y vivir de favores en casa de familiares, fuimos humillados y no sabíamos qué hacer, nos quedamos el auto y como ya molestábamos en la casa de los demás, dormimos dentro del carro en la calle. Sentía que me iba a volver loca hasta que un día vi la programación de la Iglesia Universal y fui a participar. Recuerdo que hablaron de la transformación que Dios puede hacer en nuestra vida y fui obediente a su palabra, poco a poco comencé a ver los resultados.
Las puertas fueron abiertas y mi esposo comenzó a trabajar, conquistamos nuestra casa propia totalmente equipada. Logramos salir adelante, salir de las deudas y tener paz pues ya gracias a Dios estamos prosperados”.
Milena Cuenca