Está presente en los buenos y en los malos momentos, nos escucha sin juzgarnos, quiere nuestro bien por encima de todo… sí, tener un amigo verdadero es uno de los mayores bienes que el ser humano puede tener en la vida.
¿Y tener a Dios como amigo? ¡Éste es el mayor privilegio que el ser humano puede tener en la vida! Entonces, la pregunta que tenemos ahora es la siguiente: ¿DIOS ES AMIGO DE TODAS LAS PERSONAS?
¡No! Infelizmente, no.
Pero, no porque Él no quiera, sino porque las personas no hacen nada al respecto.
Observa que, para tener amigos en este mundo es necesaria una inversión, como la capacidad de darse, de tener tiempo para las personas, de exponer tus sentimientos, de ser leal, sincero, verdadero… lo mismo ocurre con Dios.
¿De quién es Dios amigo entonces? De aquellos que Le son fieles. Porque es nuestra obediencia, fidelidad al Dios Vivo lo que atrae su Presencia y nos torna amigos suyos.
Las Escrituras afirman esta realidad libertadora, a través de Abraham, que se hizo amigo de Dios, ¡porque Abraham Le obedecía y Le era fiel en todo!
Tú que reconoces que aún no te hiciste amigo de Dios debido a tu falta de fidelidad y obediencia, sepas que Dios te hizo leer este pequeño texto para que sepas y tomes la decisión correcta de hacerte amigo de Él ahora. Pero eso implicará enemistad con el mundo, para ser, pues, amigo de Dios.
Si es posible, arrodíllate donde estás en este preciso momento y haz un voto de buscarle, obedecerlo, y de serle fiel en todo. Si es necesario, perdona a quien tengas que perdonar, en Nombre del Señor Jesús para la Gloria de Dios y vergüenza de los demonios que acabarán por hacerte perder tu alma y vida.
Ponte de pie, levanta tu cabeza y tus brazos diciendo: “¡¡¡Estoy libre!!! Y ahora soy amigo de Dios. Nadie me podrá parar. ¡Gracias Señor Jesús!”
Fuente: juliofreitas.com