Cuando decimos: ¡Esto es imposible!
Dios dice: –Todas las cosas son posibles. (Lucas 18:27).
Cuando decimos: Estoy muy cansado.
Dios dice: —Yo te daré descanso. (Mateo 11:28).
Cuando decimos: Nadie me ama.
Dios dice: —Yo te amo. (Juan 3:16).
Cuando decimos: No tengo fuerza para continuar.
Dios dice: —Yo te doy las fuerzas que necesitas. (Isaías 40:29).
Cuando decimos: No puedo.
Dios dice: —Tu puedes todas las cosas. (Filipenses 4:13).
Cuando decimos: Eso es terrible.
Dios dice: —Eso te ayudará. (Romanos 8:28).
Cuando decimos: No consigo perdonarme.
Dios dice: —Yo te perdono. (1ª Juan 1:9 y Romanos 8:1).
Cuando decimos: Nunca tendré lo que necesito.
Dios dice: —Yo supliré todas tus necesidades. (Filipenses 4:19).
Cuando decimos: No me atrevo.
Dios dice: —Yo no te he dado un espíritu de cobardía. (2ª Timoteo 1:7).
Cuando decimos: Estoy preocupado y frustrado.
Dios dice: —Echa toda tu ansiedad sobre mí. (1ª Pedro 5:7).
Cuando decimos: Yo no tengo fe suficiente.
Dios dice: —Yo he dado a cada uno una medida de fe. (Romanos 12:3).
Cuando decimos: Yo no soy inteligente.
Dios dice: —Yo te doy sabiduría. (1ª Corintios 1:30).
Cuando decimos: Me siento solo.
Dios dice: —Yo nunca te dejaré ni te desampararé. (Isaías 41:10).
Cuando decimos: Tengo miedo a morir.
Dios dice: —Yo soy la vida, aunque tu cuerpo este muerto, vivirás eternamente. (Juan 11:25).
Fuente: http://obispopauloroberto.com