Un cambio dentro de nosotras no es algo que suceda de la nada. No basta con sentarse, cruzar las piernas, ¡y listo!
Necesitamos analizarnos y ver en qué necesitamos cambiar, y este es apenas el primer paso. Después, tenemos que provocar el cambio y perseverar hasta alcanzarlo.
Por ejemplo, si percibes que eres una persona egoísta, ¿qué debes hacer para cambiar? Y si percibes que eres…
* … avara?
* … perezosa?
* … desordenada?
* … celosa?
* … muy insegura?
* … descuidada?
¿¿¿Qué hacer???
Después de un análisis, ¡necesitarás trabajar en ti misma a través de actitudes! Necesitarás actuar de manera diferente a la que te es natural, y desafiarte a ir más allá, hace que el proceso sea aún más rápido.
¿Y sabes qué más? Este mensaje es para todas nosotras, pues todas necesitamos cambios, y no cambiamos para nosotras mismas… El cambio es como una lapidación, un perfeccionamiento, para honrar y glorificar a nuestro Dios.
Yo quiero cambiar. ¿Y tú?
Fuente: cristianecardoso.com