TODOS NOSOTROS, SIN EXCEPCION, ESTAMOS EN ESTE MOMENTO, OBEDECIENDO A ALGUNA VOZ.
Ya sea la voz de nuestro “yo” (sentimientos, emociones, fantasías…), de los demás (familiares, amigos, especialistas, religiones, experiencias…), de las circunstancias, o hasta del propio mal…
Sin embargo, como todo en la vida, la decisión es nuestra, en relación a la voz a la que daremos oídos. Por eso, toma una decisión inteligente: decide OBEDECER A LA VOZ DE DIOS, pues es Ella la que te guiará, fortalecerá, protegerá, realizará y Salvará.
Observa estas Palabras del Propio Dios
porque Abraham me obedeció, y guardó mi ordenanza, mis mandamientos, mis estatutos y mis leyes. (Génesis 26.5)
Por eso, amigo mío, ¡NO DESISTAS! Pues todos pueden conquistar, porque todos podemos obedecer.
Dios es contigo y yo también.
Ojf