“Desde pequeña empecé a padecer con mareos y desmayos, sin tener ningún tipo de explicación médica. Al pasar el tiempo los males continuaban, sumándose los dolores de cabeza constante y la depresión. Recuerdo que era una mujer muy sensible y lloraba por todo, no lograba dormir y siempre estaba como atormentada, me di cuenta que había sido víctima de una obra de brujería y que a través de la envidia querían destruir mi vida.
Desesperada y sin saber qué hacer o a dónde ir, recibí una invitación por parte de mi madre que había comenzado a participar en la Iglesia Universal. Lo que me motivó a asistir fue el cambio que ella tuvo pues de manera rápida logró abandonar los vicios, había paz y amor dentro de ella. Comencé a participar y a recibir las oraciones con mucha fe y poco a poco fui liberándome de todo aquello que me atormentaba, los desmayos, mareos y dolores de cabeza desaparecieron por completo y hoy estoy feliz gracias a Dios.”
María Bonalde