
Cuando la soledad arraiga en nuestra personalidad puede convertirse en una cárcel psicológica que conlleva a un proceso que puede resumirse en cuatro etapas que forman una cadena cuyo final implica el reinicio del proceso:
1. Creencias negativas hacia sí mismo
A causa de sus fracasos pasados las personas solitarias se ven negativamente a sí mismas y están convencidas de que fracasarán al tratar con los demás. Tienen poca autoestima, se rebajan, se sienten incapaces de relacionarse. Creen que su timidez es invencible y no pueden luchar contra ella. Así el solitario crónico se deja arrastrar por pensamientos negativos de sí mismo y de los demás.