En una calle muy transitada, con personas yendo y viniendo, habían muchos rostros, apenas se podía percibir quien pasaba, pero un hombre llamaba la atención.
Él tenía una mirada angustiada, con los ojos fijos en la multitud, mirando a su alrededor y gritando el nombre de una persona. Andaba apresuradamente entre la multitud, sosteniendo a un niño de unos 6 años que parecía ser su hijo, no se cansaba de llamar aquel nombre. Por la situación, las personas a su alrededor entendían que era su hijo que se había perdido.
Él andaba sin parar, gritando el nombre del niño, se detuvo a hablar y a describir la ropa del niño a los policías y siguió caminando.
Así como ese hombre, Dios también busca a aquellos que están perdidos. Él envía a sus siervos de varias maneras para rescatarnos. Ya sea a través de un Pastor en la Iglesia, de un obrero, de un evangelista o incluso de un sitio web como este.
Tal vez, usted hasta esté en la iglesia, pero aún se encuentra perdido.
¡No pierda tiempo!
Busque al Señor Jesús y Él se dejará encontrar. Deje de vivir a su modo para vivir de acuerdo a Su voluntad.
Si usted decide asegurarse en Sus manos, nunca más se perderá ni mucho menos se sentirá desamparado.