No ayude al pollito

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El pollito o cualquier cría de pájaro tiene que romper el huevo para nacer. Su crecimiento, mientras está incubado dentro del huevo, exige espacio. La única forma de continuar creciendo es salir del huevo. Es entonces que comienza su primera lucha: romper esa casa con sus propias fuerzas.

Quien observa los esfuerzos de aquel ser frágil intentando salir de su prisión es tentado a ayudarlo. A fin de cuentas, es agonizante ver al bichito casi matándose solo para nacer. Pero lo que muchos no saben es que ese proceso en realidad es bueno y necesario para la cría. Es en esa lucha que empieza a desarrollar fuerzas propias, las cuales necesitará para sobrevivir inmediatamente después de nacer. Si alguien lo “ayuda” y rompe la cáscara del huevo para que la cría salga, estará en realidad perjudicándolo.

No es diferente con el ser humano. Cuando nuestros hijos, cónyuge, hermanos u otros familiares y amigos pasan por sus luchas, nuestra reacción inmediata es querer ayudarlos. Y muchas veces es lo adecuado para hacer. Pero no siempre.

A veces ellos tienen que sufrir las consecuencias de sus actos, vivir con sus decisiones, luchar sus luchas para poder crecer. Y si intentamos ayudarlos, estaremos en realidad perjudicándolos.

Amar requiere que dejemos que la persona amada guerree sus propias guerras cuando es necesario.

Obispo Renato Cardoso

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