Era un joven muy rebelde; tenía mal carácter, me sentía vacío y me embargaba la tristeza. Además de esto pensaba que no era importante para mis familiares y por esta razón busqué un refugio en las drogas. Poco a poco me fui sumergiendo en el vicio hasta el punto de llegar a consumir cocaína y crack. Mi vida entro en la decadencia en el momento en que perdí mi hogar y pase a vivir en la calle por culpa de la adicción.
Conocí a una mujer (quien hoy en día es mi esposa) y como resultado de nuestra relación ella quedó embarazada, lo que empeoró nuestra situación y desmejoró la calidad de vida de nuestra pequeña, ya que, al principio la alimentábamos con pan y chicha para así poder pagar el hotel, comprar comida y drogas, pues llegamos al extremo de pedir dinero en la calle, después tuvimos otra hija.
Con el tiempo conocimos la iglesia y empezamos a participar en la Terapia Familiar y Espiritual.
Hoy en día no somos dependientes de las drogas y de ningún vicio, tenemos una casa propia, tengo un trabajo estable, compré una moto y lo más importante Dios bendijo nuestra familia con amor, paz y felicidad.
Finaliza el Sr. Yorbis Blancos.