Todavía existen hombres que abren la puerta del auto a una mujer. Dejan salir a alguien antes del ascensor. Llevan un pañuelo limpio en el bolsillo del pantalón. Corren una silla para que una mujer se siente a la mesa. Cocinan bien, porque les gustan. Entienden de analgésicos para cólicos cuando una compañera está llegando a esos días. Regalan flores. Dan un regalo solo para ver a una chica feliz, y no porque quieren algo a cambio. Invitan a cenar por el mismo motivo. Se acuerdan de las fechas (esos existen, pero son pocos). No ven al fútbol como algo sagrado. No les gusta más el auto que ella. Cambian pañales. Ofrecen su abrigo cuando hace frío. Preguntan lo que ella quiere comer y lo hace (o va a comprar, también vale). Traen siempre un recuerdo cuando viajan. Andan del lado de afuera de la vereda cuando van acompañados de ellas. No dejan que ella cargue peso o se esfuerce mucho sin necesidad. Ceden su lugar en el colectivo, o ayudan a cargar las pertenencias de la mujer. Saben hacer un cariño de muchas formas, hasta de aquellas en que ella nunca pensó.
En fin… Podría enumerar millares de otras cosas aquí. Y nunca ví algún sujeto ser menos hombre por causa de eso. Esta bien que son pocos, muy pocos, pero existen.
Por otro lado…
Las mujeres no necesitan que alguien les abra la puerta del auto, y no esperan eso de un hombre en los días de hoy. También no esperan que un hombre les de preferencia en el tránsito, en el ascensor o en cualquier otro lugar, sin cualquier interés que no sea el de ser caballero. No piden a nadie que las ayude a cargar con las compras del supermercado o el shopping. No esperan que él pague la cuenta de la cena, quieren dividir (hay controversias, pero si existen).
Admiro a las mujeres fuertes, grandes profesionales, pero que no quieren ser hombres, lo que está evidentemente sucediendo. Conozco mujeres más machistas que muchos hombres. Ser fuerte nunca dependió del sexo. Algunas se olvidaron de la feminidad, justamente lo que las diferencia de nosotros. Admiro a las mujeres que les gusta ser mujeres.
Y si caballerismo es bueno, también disfruto al máximo que una mujer sea una dama. No en el sentido pasivo y protocolar de la palabra, sino serlo, como si yo estuviese con muchos paquetes de compras y una chica me abre el ascensor por cuestión de educación, independientemente del sexo – como yo mismo ya hice varias veces, hasta para hombres.
Dejar a alguien ayudarle es una forma de retribuir el cariño, lo que es tan importante como hacerlo. A veces en esa independencia nuestra para la cual fuimos criados, no dejamos las damas sean corteses con nosotros. Pero es obvio que solo vale la ayuda cordial. He visto a mucha gente cayendo en las redes de la hipocresía, por interés. Por eso, entiendo también cuando no queremos favores, por menores que sean.
Ah, y nadie necesita ser pegajoso para ser caballero.
Las mujeres de hoy no necesitan nada de eso que fue escrito antes. Pero aprecio a las que son lo suficientemente inteligentes como para apreciar un acto de caballerosidad, sin afectaciones feministas o de orgullo tonto. Como decía una famosa propaganda, “de necesitar, no necesita, pero…”
Caballerosidad todavía existe. ¡Y es tan buena!
Para ambos lados.