Estudios han demostrado que el 90% de lo que hacemos todos los días es por la costumbre. Los seres humanos son criaturas de hábito, lo que, a menudo, es muy útil para nosotros. Después de todo, imagínese tener que pensar a cada día en cómo hacer para cepillarse los dientes, o cómo subir una escalera. Estas son cosas que ya hicimos, incluso sin pensar, porque se tornaran parte de nuestros hábitos. Entonces, los hábitos son buenos para librar nuestras mentes de tener que pensar en cada pequeña cosa que hacemos.
El problema es cuando desarrollamos un mal hábito. Los malos hábitos pueden destruir su vida lentamente, sin que usted se dé cuenta.
Los hábitos son difíciles de romper. Pero si usted desea acabar con un hábito, una manera es crear un ambiente que de alguna manera le impida de practicarlo.
Por ejemplo, yo quería crear el hábito de usar un cepillo de dientes eléctrico en lugar de uno normal. Mientras yo mantenía a los dos en el lavamanos de mi baño, ¿adivine cuál yo tomaba todo el tiempo? Sí, el cepillo normal. Era instintivo. Aún sabiendo que quería usar el cepillo eléctrico, mi mente me decía inmediatamente: “¿Para qué perturbarse? ¿Para qué hacerme pensar? Simplemente use la que ya estamos acostumbrados.”( ¡Ahora usted entiende por qué las personas se quedan en su «zona de confort «!)
Entonces tomé la decisión sencilla de sacar el cepillo normal de mi lavamanos y dejé sólo el eléctrico. De repente, en el momento de cepillarme, se hizo más difícil ir a buscar el cepillo normal de que utilizar el cepillo eléctrico que estaba debajo de mis narices. Hice esto durante un mes, y ¿adivinen qué? Se convirtió en un hábito.
Aun cuando el ejemplo anterior es muy simple, el principio es el mismo para poner fin a cualquier tipo de hábito. Esto es lo que los centros de rehabilitación de drogadictos hacen. Las personas pagan una fortuna ¿para qué? para internarse en tales centros de rehabilitación donde el ambiente las imposibilita de continuar practicando sus hábitos. ¿Y por qué la mayoría de las personas que salen de allí, incluso sintiéndose mejores, pronto vuelven a caer de nuevo en el antiguo vicio? ¡Es porque la mayoría deja la rehabilitación y regresa al antiguo ambiente y a las circunstancias que las llevan directamente al antiguo hábito!
Sus hábitos definen su vida. Identificar y cambiar los malos hábitos por buenos hábitos es la mejor inversión que usted puede hacer por sí mismo.
Sea más inteligente que su mente perezosa. Reorganice su ambiente de modo que le sea imposible mantener los viejos hábitos, obligándole a hacer cosas nuevas.
Mantenga esto por lo menos durante 40 días (un periodo mágico para crear nuevos hábitos) y usted se tornará libre de este viejo hábito.
Así, en resumen:
- Identifique el mal hábito que quiere dejar
- Reorganice el ambiente a su alrededor haciendo con que le sea imposible practicar aquél hábito.
- Mantenga la nueva rutina por lo menos durante 40 días, sin romperla.