Como tratar sus propios errores

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De algunos meses para acá, he observado un error muy común en las personas que se equivocan con las otras. Por algún motivo, reaccionan como si nada hubiese sucedido.

El marido comete adulterio. La esposa lo descubre y queda arrasada. Él pide perdón y la vida continúa como si aquella falla hubiese sido un lapsus.
La persona falla en la manera de lidiar con los demás. Llega a aceptar la reprensión de buenas, pero su vida no cambia en nada después de eso. Continúa viviendo como si aquel error hubiese sido proporcionalmente exagerado por la persona que lastimó.

Es interesante cómo las personas que se equivocan, de la nada, comienzan a querer ayudar a otros. Ellas publican mensajes que “inspiran” y se ponen más “activas” en las redes sociales, como si quisiesen mostrar que están muy bien, gracias a Dios. Es casi como si estuviesen diciendo: Todo el mundo se equivoca, ¿y qué?

Sí, es un hecho. Todo el mundo se equivoca, pero ¡equivocación es equivocación!

El error perjudica relaciones, familias, trabajos, personas, futuros, vidas, en fin… Los errores tienen pésimas consecuencias y, por eso, no es justo que los tratemos como si fuesen casi una obligación de cada ser humano.

Cuando te equivocas, necesitas aprender de tu error para que nunca más vuelva a repetirse. Para aprender de él, necesitas quedarte en la tuya y evaluar lo que sucedió. Si te quedas distrayéndote con redes sociales, con maneras de mostrarles a los demás cuán inquebrantable eres, dejas de enfocarte en tu error y, consecuentemente, de aprender de él.

Además, necesitas compensar algo por él. Cada error se transforma en una deuda que tienes para con la persona que fallaste. Lo correcto es que por cada falla, hagas cinco aciertos, ¡eso solo para compensar los errores!

No sirve quedarse justificando por ellos. Error es error. Recuerda eso. Es claro que existen muchas cosas que contribuyen a los errores, pero eso no justifica a quien se equivocó. Si te equivocaste, reconócelo. Las justificaciones no te van a purificar, por lo contrario, te harán una persona defensiva, que aún no entendió que está en falta, lo que te llevará más lejos del acierto.

¡Deja de esperar de los demás lo que no te incumbe a ti! Si te equivocaste con otros, no te cabe a ti querer que ellos olviden, que te perdonen, que miren para adelante, que te den una chance. Estas cosas están bien, pero son elecciones que los demás pueden hacer, y no te incumbe esperar de los otros.

Lo que te corresponde hacer es cambiar, mostrar verdaderas señales de cambios, y hacer más de todo.  Tú le estás debiendo – coloca eso en tu cabeza. Tus buenas obras no esconden tus errores, pero tus cambios sí.

Fuente: cristianecardoso.com

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