Cierto día en una universidad, un orador habló del poder del pensamiento positivo y de las palabras.
Un participante levantó la mano y dijo:
– No será por el hecho de decir felicidad, felicidad, felicidad!, que me sentiré mejor; y no por decir desgracia, desgracia, desgracia!, que me sentiré mal: no son más que palabras. Eso, son las palabras: no tienen poder…
El orador responde:
– Cállese! Usted es un idiota, incapaz de comprender sea lo que sea.
El participante se paralizó, cambió hasta de color y se preparaba para responder agresivamente: – Usted, especie de…
El orador levanto la mano: – Pido disculpas. No quiero que se enfade. Pido que acepte mis mayores disculpas.
El participante se calmó.
Los demás participantes murmuraron y hubo agitación en la sala.
El orador intervino:
– Allí tienen la respuesta frente a lo antes propuesto: algunas palabras desencadenan dentro de usted rabia y cólera. Otras calman.
¿Comprenden mejor el poder de las palabras?