Al darse cuenta, vio que Dios se aproximaba y sostenía una valija.
Dios dijo:
– Bien hijo, hora de irnos.
El hombre asombrado preguntó:
– ¿Ya?, ¿tan pronto? Yo tenía muchos planes…
– ¡Lo siento mucho! Pero es el momento de tu partida.
– ¿Qué tiene en la valija? – preguntó el hombre
Dios respondió:
– Tus pertenencias
– ¡¿Mis pertenencias?! ¿Mis cosas, mi ropa, mi dinero?
Dios respondió:
– Esos nunca fueron tuyos, eran de la tierra.
– ¿Entonces son mis recuerdos?
– Ellos nunca fueron tuyos, eran del tiempo.
– ¿Mis talentos?
– Esos no te pertenecían, eran de las circunstancias.
– ¿Entonces son mis amigos, mis familiares?
– ¡Lo siento mucho! Ellos nunca te pertenecieron, eran del camino.
– ¿Mi mujer y mis hijos?
– Ellos nunca te pertenecieron, eran de tu corazón.
– ¿Y mi cuerpo?
– Él nunca fue tuyo, era del polvo.
– Entonces es mi alma…
– ¡No! Esa es mía.
Entonces el hombre, lleno de miedo, tomó la valija de Dios. Al abrirla, vio que estaba vacía…
Con una lágrima de desamparo brotando de sus ojos, dijo:
– ¿Nunca tuve nada?
– Así es. La vida es solo un momento. ¡NO TE LLEVAS NADA!
Como está escrito: “¿Qué es vuestra vida? Ciertamente es neblina que se aparece por un poco de tiempo, y luego se desvanece.” Santiago 4:14
¡Dios los bendiga!
Muy fuerte esta reflexión…
Muchas veces pensamos que somos dueños del mundo por que tenemos fama, dinero, familia, etc, pero a la verdad no poseemos nada lo único que es seguro es que un día dejaremos de existir y lo
importante es la salvación de el alma,cual sera el destino de ella…