huellasCaminando por el bosque una niña le comentaba a su abuela la pena que tenia después de haber terminado con una larga amistad de muchos años. __ Abuela, creo que me equivoque al dejarme llevar por la ira que sentía y dije cosas que lastimaron a mi amiga, ahora creo que es demasiado tarde para enmendar mi error.

__ La abuela de la niña se quedo por unos minutos mirándola, se sonrió y le dijo: hijita cuando queremos a una persona y tenemos un carácter impulsivo, debemos dar la mayoría de las veces nuestro brazo a torcer para no lastimarlas.

“Es difícil medir las palabras que decimos cuando estamos airados”. Ahora hija toma esta hoja de papel y arrúgala.

La niña tomo el papel y la arrugo. Ahora, vuelve a dejarla como estaba, dijo la abuela.

La niña reacciono rápidamente y dijo: ¡abuela es imposible! ya está muy arrugada y por más que trate de estirarla nunca quedara igual y tendrá marcas.

El corazón de las personas es parecido a esta hoja de papel, la impresión que dejaste en ese espíritu que lastimaste, será difícil de borrar; así como esta hoja de papel. Aunque trates de borrar el error la marca quedara.

Cuando nos enojamos, es muy difícil no decir palabras que lastimen y, sin darnos cuenta vamos dejando marcas.

Debemos ser más tolerantes y comprensivos. Si has lastimado aun familiar o un amigo, reconozca su error y pida perdón.

«Airaos, pero no pequéis, no se ponga el sol sobre nuestro enojo ni deis lugar al diablo». (Efesios 4:26-27)

 

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Un comentario en «Dejando huellas»

  1. Por eso siempre hay que decir las cosas cuando ya estamos más calmados, para no decir cosas que no hieran a los demás.

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