Algunas de las formas denigrantes son: «drogadictos, criminales, violadores, corruptos, impuntuales, flojos», entre otras. No es nuevo que una civilización sea discriminada por otra. En el tiempo bíblico de Moisés, el pueblo de Israel fue menospreciado por los egipcios, sometido a siglos de humillaciones.
Sin embargo, Moisés no estaba conforme y reaccionó ante la esclavitud de su pueblo. No aceptaba esa opresión y, por ello, Dios pudo convertirlo en el libertador de la nación de Israel.
¿Cómo te afecta?
Una de las razones por la que no sales ade- lante es que, por naturaleza, el hombre se deja influenciar por la presión social. Sin embargo, esto repercute en tu vida. Tal vez creas que las etiquetas que otros imponen sobre ti no te afecte; no obstante, vigila si ya has pensado de la siguiente manera, probablemente creíste en las palabras de los demás:
– No soy lo suficientemente bueno, soy muy tonto
– Soy un adicto, no hay manera de escapar Mi historia está manchada, no hay forma de salir
– Mi vida siempre ha sido así, no cambiará Siempre he sido un fracasado y de ahí no salgo.
Recuerda que el hombre inteligente derrumba esos muros y sigue adelante.