“Desde la infancia viví un sufrimiento a causa del abandono de mi padre. Crecí con este odio dentro de mí, era una joven llena de miedos y males espirituales. Sufría de depresión y sentía que mi vida no tenía ningún sentido, vivía cerrada en mí misma.
Además de esto los males espirituales me atacaban, sufría de insonminio, escuchaba voces, veía sombras, era muy nerviosa y esto estaba destruyendo mi vida. Tenía deseos de terminar con mi vida, porque ya no sabía qué hacer ni a donde ir.
Recibí la invitación por parte de mi madre para asistir a la Iglesia Universal, al principio fui solamente para agradarla a ella, pues pensaba que ya mi vida no tenía salida. Seguí participando y poco a poco logré ser libre de todos los males que me atormentaban. Mi corazón se llenó de paz, el odio que había dentro de mí salió y fui libre completamente, ahora soy feliz.”
Rosiris Monte
