Natasha Millan era una joven que sufría de soledad, se sentía deprimida debido a los problemas que existían en su hogar no lograba dormir en las noches. Además de esto padecía con fuertes dolores de espalda y mareos de los cuales no encontraba motivos.
“Recuerdo que siempre asistía a distintas consultas para buscar una mejoría. Los médicos me evaluaban y hacían exámenes y no encontraba nada, pero el dolor persistía y no entendía esta molestia. En medio de la desesperación mi abuela me hizo la invitación para asistir a la Universal y decidí participar. Comencé a ser constante en las reuniones y todo lo que iba recibiendo a través de la palabra de Dios lo iba colocando en práctica. Todo lo que tenía dentro de mí fue desapareciendo, Dios me sanó por completo y hoy soy una joven transformada, gracias a Dios.”