Uno de los peores dolores que un ser humano puede sentir es el dolor de la separación.
Podemos tener una idea de eso cuando vemos el sufrimiento de una madre cuyo hijo se separó de sus brazos a causa de la muerte.
Ahora, imagínese el dolor de un hijo, todavía niño, que a causa de la separación de sus padres, tiene que comenzar a vivir lejos de su madre o de su padre a quien tanto ama. Y sí, esos dolores no se comparan al dolor de alguien que vivió con Dios, y ya no vive más con Él.
El mayor dolor de Satanás, transformado en ira, no es el infierno y el lago de fuego preparados para él, sino haber sido expulsado del cielo sin nunca más poder disfrutar de la amistad y de la presencia del Dios Todopoderoso.
“Y fue lanzado fuera el gran dragón, la serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero; fue arrojado a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él.
… Ay de los moradores de la tierra y del mar, porque el diablo ha descendido a vosotros con gran ira, sabiendo que tiene poco tiempo.” Apocalipsis 12:9;12
Por esta razón, para vengarse de Dios, él trabaja incansablemente y con apuro para llevar al mayor número de almas posibles al infierno, lugar que fue preparado para él y sus ángeles.
En las Caravanas del Rescate, nos hemos encontrado con personas que un día sirvieron a Dios como obreros, pastores, auxiliares, y que hoy se encuentran separados del Señor Jesús. El estado normal de esas personas es de tormento, angustia y, principalmente, de dolor, por recordar:
“Cuando hacía resplandecer sobre mi cabeza su lámpara, a cuya luz yo caminaba en la oscuridad; como fui en los días de mi juventud, cuando el favor de Dios velaba sobre mi tienda…” Job 29:3-4
Por eso, obreros, miembros, pastores, obispos y esposas; o sea, todos nosotros cada vez más debemos valorar el alto e inestimable privilegio de disfrutar de la presencia, del amor y de la misericordia de Dios en nuestras vidas. Pues, qué triste debe ser, qué tortuoso y desesperante, vivir separado de nuestro Señor y Salvador Jesucristo; vivir con un agujero (vacío) dentro de sí. Solamente quien está lejos de Él puede describir tal situación.
¿Y qué decir de la segunda muerte? Ya que la primera significa la separación del cuerpo y del alma, la cual todos nosotros tendremos que enfrentar un día, pero la segunda es la separación eterna del alma de Dios.
“Y la muerte y el Hades fueron lanzados al lago de fuego. Esta es la muerte segunda. Y el que no se halló inscrito en el Libro de la Vida fue lanzado al lago de fuego.” Apocalipsis 20:14-15
Es aterrador solo imaginarse el dolor de las personas entrando en el infierno, conscientes de que vivirán separadas de Jesús, el Cual Se dio como Sacrificio, derramando Su sangre en la cruz para salvarlas de este futuro cruel, y ellas Lo rechazaron.
¡Dios nos libre!
“Por tanto, es necesario que con más diligencia atendamos a las cosas que hemos oído, no sea que nos deslicemos.” Hebreos 2:1
Dios los bendiga.
Colaboró: Obispo Sergio Correira
Es muy fuerte debemos orar a diario para que seamos fortalecidos en su Presencia y no desistir jamás.