El valor de ser un caballero

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Las mujeres pelearon por la igualdad de derechos y los hombres se dieron cuenta de que algunas “obligaciones” que tenían hace algún tiempo, no eran más “obligaciones”. Pagar la cena para una dama se volvió algo arcaico. Arrimar la silla para que su acompañante se siente hace que se acuerde de la época de su abuelo. Si usted no tiene la obligación de tener ese tipo de actitudes, entonces, ¿por qué lo haría?

En el camino de regreso a casa, después de un día duro de trabajo, se encuentra con una mujer cargando seis o siete bolsas pesadas. Usted:

A-La mira, porque ella es muy bonita.

B-Piensa lo bueno que sería hacer un jugo con la sandía que está llevando.

C-Sostiene la puerta abierta del edificio donde ella vive, aunque esto atrase a su más que merecido descanso.

D-Ignora las alternativas antes mencionadas porque el hombre que es realmente hombre no responde cuestionarios.

Por el bien de la humanidad, espero que la respuesta sea la letra “c”, la misma que se usa para escribir la palabra caballerosidad. A fin de cuentas, a pesar de lo que vemos u oímos actualmente, la buena educación aún es muy importante.

Al contrario de lo que muchos piensan, ser caballero no quiere decir ser “meloso”. Aunque a las mujeres de hoy en día les guste anunciar que son independientes, esto no elimina su obligación de ser educado. Actitudes como abrir la puerta del auto, masticar con la boca cerrada, ayudar a cargar algo pesado y otros tipos de cuidados, no lo van a convertir en menos hombre.

Ser caballero, en la opinión del escritor Renato Cardoso, “significa ser consciente de que el hombre debe tratar bien a su semejante, especialmente (pero no exclusivamente) a la mujer”.

Las actitudes de buena educación hacen de usted un caballero respetado por todos a su alrededor, sin que su masculinidad se vea afectada. No es porque hayan quemado sostenes que las mujeres no quieren a un hombre con buenos modales.

Dejar que el orgullo o la distracción le impidan que llame al ascensor para alguien, no es lo ideal. Usted todavía puede cortarse el cabello con navaja en la barbería, pero no necesita quedarse mirando y silbando a las mujeres que pasan por la calle.

La pregunta es: ¿A usted le gustaría ser un caballero con zapatos o prefiere seguir con herraduras?

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