Ellos tenían las mismas oportunidades, pero eligieron caminos diferentes
La vida realmente esta llena de sorpresas. Imagínese después de muchos años sin ver a una persona reconocerla en el banquillo de los acusados y tener que imponerle una pena.
Eso es exactamente lo que sucedió recientemente con la jueza norteamericana Mindy Glazer, quien durante el juicio por videoconferencia de un hombre, Arthur Booth, de 49 años – sospechoso de robar un auto usado en un asalto a una residencia en los Estados Unidos – lo reconoció como un amigo de la infancia con quien estudió en la escuela primaria. Incluso jugaron juntos.
Al darse cuenta de que conocía al acusado, la jueza le preguntó: «Señor Booth, ¿usted asistió (a la escuela) Nautilus?»
Cuando él se dio cuenta de la situación y reconoció quien era la persona del otro lado, se echó a llorar y sólo pudo decir: «¡Oh, Dios mío, Dios mío!»
Sorprendida con la situación – y visiblemente emocionado – la magistrada aprovechó la oportunidad para recordar la infancia de ambos, como una forma de concientizarlo del error y hacerle entender que la vida que tenemos hoy es el resultado de las elecciones que hemos hecho en el pasado.
Mindy dijo que sentía mucho verlo en esa condición y siempre se preguntaba lo qué habría ocurrido con él, pues era considerado el chico más popular de la escuela, el mejor muchacho de la escuela primaria. Entonces ella le deseó suerte y que fuese capaz de cambiar de comportamiento. «Espero que usted sea capaz de salir de esta situación y tener un vida buena.»
Vea el vídeo:
Nadie es mejor o peor que el otro, pero somos, fruto de las decisiones que tomamos cada día, de las oportunidades que aprovechamos, independientemente de la condición o clase social en el que estemos incluidos. Así fue con la jueza, así fue también con el acusado. Cada uno eligió su camino.
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