¿Existe un momento ideal para que la familia crezca?

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Después del casamiento empiezan las demandas familiares para ampliar la familia y surge en la vida del matrimonio la siguiente duda: ¿Cuál es el momento correcto para tener hijos? Entre construir una estructura segura para la llegada de un bebé y ceder la voluntad de hacer crecer la familia, muchos terminan optando por programar la vida conyugal para que la decisión no interfiera en la relación.

Según la psicóloga Cristiane Fiaux, lo ideal es que el matrimonio converse siempre anticipadamente para saber sobre los deseos que tiene cada uno. “Es necesario evaluar muy bien lo que la mujer quiere o lo que el hombre ve más correcto en ese momento, para que esas ganas puedan ser de ambos. Un embarazo programado tiende a fluir mucho mejor”, afirma.

Por ser un período de descubrimientos y emociones fuertes día tras día, es fundamental que el matrimonio logre tener una relación armoniosa para que todo trascurra de la mejor manera. “Cuando la situación puede programarse, es mucho más fácil que el embarazo se lleve de una manera más tranquila, porque es un momento muy especial en la vida del matrimonio, pero es también una etapa muy delicada, en la que pueden surgir conflictos y complicaciones, alerta la psicóloga.

Unión familiar

Para la nueva realidad de las mujeres conscientes, que quieren mucho más que ser simples amas de casa y buscan un lugar en el mercado laboral, se hace aún más importante la planificación familiar. Historias como la de la abogada Carolina Souza demuestran cuan tranquilo y alegre puede ser un embarazo programado. A los 27 años, embarazada por segunda vez, esta joven es un ejemplo de superación y un modelo de las dos caras de una misma moneda.

Después de pasar por un período muy difícil por no haber programado el nacimiento de su primera hija, cinco años atrás. Hoy, con una vida ya estabilizada, se da cuenta de la diferencia de vivir un embarazo planificado al poder aprovechar cada momento de la vida en familia, sin tener que preocuparse por la incertidumbre que le despertaba el futuro.

“No pude prepararme como me hubiera gustado para la llegada de mi primera hija porque el embarazo no lo planeé y todavía estaba cursando la facultad. Volví a trabajar cuando ella cumplió los 10 meses y lo peor fue tener que dejarla todo el día para poder trabajar y estudiar. Ahora estoy mucho más tranquila, pero no quiero tener más hijos. Este es mi ideal de familia”, concluye.

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