Todos los matrimonios deben realizarse basado en la fe. Antes de casarse, los jóvenes deben examinar muy bien sus corazones y constatar si hay fe suficiente como para tomar la segunda decisión más importante de sus vidas.
Por otra parte, los matrimonios que son motivados por la pasión terminan fracasando. Por esta razón el matrimonio ha sido considerado una institución frustrada.
La mayoría de los matrimonios se realizan más por inducción de los ojos físicos que por los ojos espirituales. Los soñadores, o sea los novios, se engañan al confundir el sentimiento de pasión con el amor, lo que los lleva a la desilusión con el sagrado matrimonio.
Cuando el matrimonio es realizado sobre la base bíblica de la fe, sumada a una compatibilidad de edad, pensamientos e ideas, y es combinado con un poco de simpatía de ambas partes tiene todo para ser un éxito. El amor no es simplemente un sentimiento del corazón, sino la conciencia y práctica diaria de la entrega de todo el ser a favor de la persona amada.
Eso se hace realidad cuando ambos omiten los defectos del otro y aprenden a ver solamente sus cualidades. El amor que debe existir en el matrimonio es más una entrega irrestricta del uno hacia el otro, que un sentimiento de deseo personal y carnal, pues quien ama se preocupa en dar…