“Fui desahuciada por los médicos a raíz de un ACV, el cual me produjo muchas secuelas. Eso fue un golpe duro para mí y mi familia, no sabíamos qué hacer al recibir la noticia de que me quedaban sólo 5 años de vida.
En medio de la desesperación lloraba y no sabía qué hacer, perdí mi empleo, mi vida dejó de ser la misma, pues estaba muy limitada, las secuelas fueron muy fuertes, estaba casi parapléjica, tenía dificultad para hablar y caminar.
Después de todo esto recibí la invitación para asistir a la Universal donde me harían la unción con el aceite consagrado, comencé a participar y a dejar mi salud en las manos de Dios. Poco a poco a través de las oración comencé a notar la mejoría. El Señor Jesús obró en mi y todo el mal que tenía desapareció, ya físicamente estoy bien puedo caminar y hablar sin ninguna dificultad, estoy tranquila, pues Dios obró un milagro en mí.»
Mónica Beleño