“Crecí en el ambiente de la brujería, porque mi familia estaba dedicada a esto. Desde pequeño veía bultos, sombras, estaba sin paz y me sentia asediado por el mal.
Dentro de mí existía mucho vacío, todo me molestaba y me hacía ser un joven amargado. Recuerdo que mi casa estaba llena de altares y las peleas eran constantes, no dormía bien y me sentía desesperado. Me involucré con malas juntas, intentando darle sentido a mi vida y todo empeoró. A veces me preguntaba porque si le servía a los santos todo me salía mal.
En medio de todos estos problemas escuché por la radio la programación de la Universal, me llamó la atención y decidí buscar la ayuda. Asistí un viernes y recibí la oración por la liberación.
Gracias a Dios, participando constantemente logré ser libre de todos los males que me atormentaban, las puertas se me fueron abriendo y el vacío que había dentro de mí desapareció. Hoy soy un hombre feliz”.
Victor Henriquez