¿Te diste cuenta que eres una criatura muy diferente de los hombres? ¿No solo tu imagen, sino también en cómo te sientes con respeto a la vida, al futuro, con los problemas que te rodean? Eres como un alienígena en comparación a ellos, y eso es porque los hombres no tienen ni la menor idea de lo que es para nosotras pasar por nuestras constantes locuras con las hormonas, con todos esos sentimientos que nos hacen tener.
Los investigadores encontraron que desde el momento en que una chica tiene su primera menstruación, una gran cantidad de hormonas inundan varias zonas de su cerebro todos los meses de su vida. Esto no solo afecta a su periodo sino también sus pensamientos y sus sentimientos. Estas zonas de su cerebro están relacionadas con el miedo, la ansiedad, el deseo de afecto, sensibilidad a ser aprobada o no aprobada. Sin una relación familiar sana o sin una fuerte relación con Dios, podemos llegar a ser bombas andantes, dispuestas a explotar o a derrumbarnos en cualquier instante.
“¿Yo? ¿Inestable? ¿Impredecible? ¡Pero yo soy madura! ¡Soy una mujer virtuosa!”…. ¡Me alegro por ti! Pero puede que seas inconsciente de todo el calvario por el que pasa tu cuerpo físico y todavía no hayas conectado lo físico con lo emocional. No sabes lo que es NO vivir con estos arrebatos en tu interior, entonces te ajustaste a la situación lo mejor que pudiste.
Aun así, puede que, en ocasiones, te irrites hacia ciertas situaciones o personas cuando sabes muy bien cómo comportarte. Puede que te sientas triste contigo misma porque te resulta difícil aceptar que quieres más aprobación por parte de los demás, a pesar de que sabes muy bien que todo lo deberías hacer por Dios, pero no puedes evitar sentirte desalentada cuando nadie te agradece ni premian tus esfuerzos. Es vergonzoso admitir que te sientes así, entonces haces lo posible por guardarlo y te la pasas reprendiendo esta naturaleza egoísta, y tratas con todas tus fuerzas superar estas emociones.
Puede que desaparezcan durante un tiempo, pero cuando el próximo incidente que afecte tu sentido de la seguridad en ti misma se te venga encima otra vez y esas emociones pasadas se despierten, tu lucha interior comienza de nuevo.
A veces manejas bien la situación y otras veces la lucha se te va de las manos y se desborda sobre los demás, lo cual te hace sentirte aun peor contigo misma. Pero esto es parte de nuestra lucha diaria para purificar nuestra fe y para fortalecer nuestro carácter y, Dios sabe eso “somos polvo” (Salmos 103.14)
La edad y la experiencia, la espiritualidad y muchos años de practicar el auto-control, son los mayores factores que envuelven la madurez de nuestra naturaleza de mujer que es muy emocional e insegura de sí misma.
Pero Dios también nos permite experimentar un cambio físico, el cual, nos ayuda a volvernos más estables y fuertes emocionalmente: la menopausia.
Sabías que llegaría a este punto, ¿verdad?
Créeme, la sociedad ha desviado el significado de la menopausia para que lo veamos como algo negativo de la mujer. Pero hay una gran bendición de calma, estabilidad y fuerza que recibimos cuando esas hormonas dejan de arrasar nuestro interior. Por fin podemos ser constantes y concentrarnos de manera consistente en nuestros objetivos. ¡¡No hay mejor momento en la vida que cuando esas hormonas incontrolables se sosiegan y por fin, puedes ser TÚ MISMA!!! Evelyn Higginbotham