Mucho se habla sobre los ejemplos bíblicos que edifican. El Libro Sagrado trae historias ricas en significados que pueden ser útiles para todos. Hay héroes famosos por su fuerza, como Sansón, o importantes por su sabiduría, como Salomón. Y otros por su liderazgo, como Moisés. También hay el ejemplo típico de la paciencia: Job.
Cuando se habla de él, esta es la cualidad que más llama la atención en su trayectoria. La paciencia de Job es legendaria. Sin embargo, hacemos hincapié en que una virtud de la que es muy importante para todo cristiano que los aprecia y las personas que creen en la Palabra: la integridad.
¿Quién era Job?
Job era un hombre justo. Temía a Dios y toda su moralidad se reflejaba en su vida. Él tenía una familia bendecida con grandes riquezas. Era tan íntegro, que Dios usó su vida como un ejemplo de buen testimonio delante de Satanás. Job fue el blanco de todas las calamidades conocidas por Dios y por los hombres.
De repente, se encontró en una situación muy difícil cuando las pérdidas se convirtieron en una rutina en su vida. En primer lugar, todos los bueyes y los burros que poseía fueron robados por los sabeos, quienes también mataron a los siervos de Job. Por si fuera poco, sus hijos murieron cuando una tormenta de viento derribó la casa en que hacían un banquete. Finalmente, Satanás hirió a Job con fuertes dolores, desde la cabeza hasta la planta de los pies.
¿Qué sucedió?
¿Cuál es la tendencia en este caso? Job pudiera haberse rebelado contra Dios. Quedarse molesto con Él era una gran posibilidad, ¿no es verdad? Job podría haber abandonado sus principios, pues él perdió todo, desde sus bienes hasta sus hijos e, incluso, su salud. Todo fue arrancado de él sin previo aviso.
Incluso la esposa de Job le sugirió que era un tonto por creer en Dios. Sin embargo, se negó a renunciar a su integridad. Aun siendo abandonado por sus parientes, deshonrado por sus siervos y desfigurado por la enfermedad, se mantuvo íntegro y creyendo en el Señor.
Lecciones de la Verdad
La esperanza hace que los que creen en Dios, bajo toda y cualquier circunstancia, lo hagan de libre y espontánea voluntad, sin la necesidad de intercambio. Los sufrimientos no se tornan un motivo para apartar el justo de Dios, sino para llenarlo de esperanza, pues mejores días han de venir.
La persona puede pasar por muchas pruebas, pero pocas de ellas serán tan devastadores como las de Job. En cierto sentido, todo lo que le quedaba era la integridad. Y él estaba decidido a preservarla.
Job tenía muchísimos problemas, sin embargo, mantuvo su fe y visión. Dios honró su siervo y él fue restaurado en la vida espiritual, material, y familiar.