Sufría de pánico y mucho miedo, no lograba conciliar el sueño porque sentía que había presencias extrañas cerca de mí vigilándome y esto me alteraba mucho. Recuerdo que no podía estar sola por todo aquello que sentía.
Busqué ayuda en la brujería, pues me dijeron que había sido víctima de una obra del mal que me causaba estos malestares. Día a día la situación empeoraba, ya ni me sentía bien dentro de mi propia casa. Estaba fracasada en la vida sentimental comencé a relacionarme con distintos hombres inclusos casados y fui la causante de destruir varios hogares.
En medio de todo esto y la desesperación que me embargaba, mi abuela me hizo la invitación para asistir a la Iglesia Universal y recibir la oración de liberación los viernes.
Comencé a participar y a poner en práctica lo que iba aprendiendo. Logré ser libre y busqué con todas mis fuerzas ese antes y después. Ahora duermo tranquila, el pánico que tenía desapareció. Soy una mujer bendecida estoy casada con una relación estable y muy feliz, gracias a Dios”.
Willruth Guaregua