“Antes de llegar a la iglesia Universal era una persona que me deprimía con facilidad. Me dejaba influenciar por los demás, vivía atormentado por males espirituales, sentía escalofrío y escuchaba voces. Además de esto tenía pensamientos de muerte porque pensaba que si terminaba con mi vida lograría terminar con el sufrimiento.
Llegué a la Iglesia a raíz de una invitación que me hizo mi abuela. Comencé a participar y a buscar la liberación espiritual. Siendo constante en las reuniones y colocando en práctica aquello que iba aprendiendo, logré ser libre de los males que me atormentaban, ya no escucho voces ni siento ningún mal. Ya no me dejó influenciar por cosas negativas y los pensamientos de muerte desaparecieron de mi mente, gracias a Dios”.
Eligio Colina