Él llega a su hogar tranquilo con cara de no tener muchas ganas de conversar. Usted está ansiosa por contarle lo que sucedió durante su día, pero él casi ni la mira. No observó su nuevo corte de pelo ni le agradeció por prepararle una cena diferente. De repente, usted ya tiene una lista con las actitudes equivocadas que él tuvo desde que llegó.
Si las cosas continúan así, va explotar; entonces decide tomar una actitud.
– ¿Qué es lo que sucede contigo hoy, eh? Será posible,¡Me hice un cambio de look y tú no te diste cuenta, no me agradeciste por la cena y ni siquiera me preguntaste cómo fue mi día!
¿Necesita que le diga cuál va a ser la reacción de él? Yo no sé por qué razón, nosotras mujeres, pensamos que al apuntar los errores de nuestros maridos tendremos la reacción que nunca recibimos de ningún otro ser humano en toda nuestra vida. Esperamos que él responda:
– Tienes razón, necesito cambiar…Estás muy linda y la cena está excelente. Vamos a sentarnos y conversar sobre tu día.
Lo mínimo que va a suceder es una reacción negativa. Él ya le mostró que no tenía ganas de conversar, pero usted forzó una conversación. Él también le demostró que estaba preocupado, pero usted quiso que observara su nuevo corte de cabello.
Los días difíciles no son para hablar sobre la relación. La mujer inteligente percibe cuando su marido quiere silencio.
Además, él ya le mostró que su día no fue uno de los mejores; pero usted deseó que él se preocupase por el suyo. Espere, ¿Eso no es injusto? Es así que muchas mujeres crean problemas que no precisan existir. Todo el mundo tiene días malos y no son los mejores días para discutir la relación o para hacer una lista de actitudes equivocadas. La esposa inteligente se da cuenta cuando su marido necesita silencio. Ella no entra en el ritmo de su mal humor; por el contrario, ella con dulzura y paciencia trae el alivio y la paz que él tanto necesita en aquel momento. Así, es que ella paga mal con bien. Quién siembra el bien, cosecha el bien.
Fuente: cristianecardoso.com