«Si usted ya está en el monte, el diablo quiere que usted pare de sacrificar. Así prodrá derribarlo facilmente.»
Todo lo que el diablo quiere es derribar al que está en el Monte Hermón. Y todo lo que no quiere es que quien no subió suba, pues sabe perfectamente lo que significa estar en el monte; a fin de cuentas él vivió en el Monte Santo de Dios.
“Tú, querubín grande, protector, Yo te puse en el santo monte de Dios, allí estuviste; en medio de las piedras de fuego te paseabas. Perfecto eras en todos tus caminos desde el día que fuiste creado, hasta que se halló en ti maldad.” Ezequiel 28:14-15
La mayor equivocación de muchos obreros es que consideran que ya no necesitan nada. O sea: “Ya tengo el Espíritu Santo, por eso no necesito sacrificar en esta Campaña del Monte Hermón.”
Es exactamente eso lo que el diablo quiere. Pues, si usted ya está en el monte (en la fe), él quiere que usted pare de sacrificar. Así podrá derribarlo (del monte) fácilmente, ya que en el monte es en el único lugar donde no puede tocarnos.
“Te aconsejo que de Mí compres (pagar el precio – sacrificio)
oro refinado en fuego… (purificación) […]
Vestiduras blancas para vestirte… (alma limpia del pecado) […]
y colirio para ungir tus ojos a fin de que veas” (visión de la grandeza de Dios). Apocalipsis 3:18
Este es el consejo que tenemos que seguir, obreros: buscar este próximo domingo 14, allá en el Monte Hermón, el fuego, las vestiduras blancas y la unción en los ojos para que veamos la grandeza de Dios en nuestras vidas.
En el Monte Hermón, Pedro, Santiago y Juan vieron la transfiguración de Jesús. En esta campaña usted tendrá la transfiguración en su vida.
Obreros, esta es la hora, este es el momento de lanzarse en el altar con su todo. Es su sacrificio por la transfiguración total de su vida.
Quien ya está en el monte, necesita sacrificar para permanecer, pues un día muchos estuvieron en el monte (obreros, pastores, miembros, etc.), pero dejaron de sacrificar.
Fueron derribados de allá y están caídos.
