“El hecho de ser una persona bipolar, que significa no tener un estado de ánimo estable hacían que la tristeza y el vacío que existían dentro de mí fueran cada vez más grandes, y consecuentemente no le encontraba sentido a mi vida.
Intentaba encontrar la felicidad en fiestas y con amistades, pero nada de esto lograba sacarme del estado de tristeza en que vivía. Me sentía perdida y necesitando ayuda, busqué esta ayuda en muchos sitios, pero no la encontré.
El recibir la invitación a la Universal y comenzar a participar le dio un giro a mi vida; comencé a conocer la verdad y la forma para hallar la felicidad que tanto anhelaba, empecé a colocar en práctica aquello que iba recibiendo a través de la Palabra de Dios, poco a poco logré ser libre de la bipolaridad y de aquello que me mantenía sumergida en la tristeza.
Hoy soy una mujer feliz, llena de paz y tranquilidad, tengo las fuerzas para luchar y enfrentar los problemas, pues Dios habita dentro de mí y ya no necesito de fiestas, el vacío que había en mi corazón no existe más”, concluye Jean Quintero