La curiosidad fue el motivo por el cual me inicié en las drogas. Me llamaba la atención saber que era lo que se sentía al consumir esas sustancias. Así fue que fui probando cada droga desde el cigarrillo, cocaína, marihuana y perico.
Aquello que iba hacer una prueba se convirtió en un vicio y así pasaron dos años, lo que hizo que perdiera mi empleo, la confianza en mi matrimonio, problemas familiares y males espirituales.
Estas consecuencias me iban hundiendo mucho más, haciéndome sentir sin salida.
Recibí la invitación para participar en la Universal y lograr ser libre de ese mal. En cada reunión que participaba iba aprendiendo e iba reconociendo que necesitaba a Dios. Así fue como poco a poco logré recuperar la confianza, la transformación de mi matrimonio. Ahora soy feliz, tengo paz, pues ya no necesito de ningún vicio para ser feliz, estoy bendecido y prosperado gracias a la manifestación del poder de Dios”.
Eduardo Quintero