¿Quién no querría vivir en un país con un excelente Producto Interno Bruto (PIB), alta expectativa de vida, estabilidad política, baja tasa de desempleo y libertades civiles? Todos, ¿no es así?
Suecia es uno de esos países, tan soñados para vivir, que ocupa el séptimo lugar – entre todas las naciones del mundo – en el índice que mide la calidad de vida de una determinada población. Esta es una posición única, pues Brasil, por ejemplo, ocupa la posición 85. Sin embargo, los conflictos en Estocolmo, capital del país, que se iniciaron a mediados de mayo de este año, revelaron insatisfacción más allá de la muerte de un hombre de 69 años, que de acuerdo a las autoridades, habría amenazado a los agentes con un machete. Ellos reflejan el crecimiento de la desigualdad, principalmente entre los inmigrantes. Los actos dejaron carros quemados, las escuelas y los edificios destruidos y sobre todo perjudicaron la imagen de un país perfecto en la comunidad internacional.
Pastor Daniel clamando a Dios por las personas, en Estocolmo
Esta situación, expuesta al mundo hace poco, no es novedad para el pastor norteamericano Daniel Guerrero, de 32 años, responsable por el trabajo de la Iglesia Universal en Suecia, que conoce a fondo los conflictos internos de la población. «La depresión y el suicidio son los mayores problemas. Por eso, hemos tomado medidas para llegar a las personas que sufren con estos males. Hacemos reuniones y conferencias sobre el tema. Así que cuando vienen a la iglesia, también les mostramos el poder de Dios a través de testimonios», dice el pastor.
La depresión es tan común en Suecia, que el gobierno instaló en 30 paradas de autobús lámparas anti depresión, con el objetivo de mejorar el estado de ánimo de las personas.
En el país durante cinco años, la iglesia Universal utilizó otro método más eficaz para combatir ese mal moderno: la transmisión de la luz divina. En la actualidad, quien vive en Suecia puede contar con el apoyo de los voluntarios en una iglesia en Estocolmo, y con oraciones que se realizan en un núcleo de Uppsala, a 70 km de la capital.
Bajo la nieve, evangelistas salen a las calles para anunciar la salvación
Incluso con las estadísticas que muestran que este es uno de los países que tienen más ateos – 85% de la población – el deseo de dar lo que un día recibió hace que el pastor Daniel enfrente todas las dificultades, que van desde el aprendizaje de idiomas, la incredulidad de las personas hasta la adaptación al clima. Para solo tener una idea, en el invierno, anochece a las 2 pm y el sol solo aparece a las 7 am.
«La gran ventaja es que casi todos los suecos hablan Inglés, pues aprenden en la escuela. Así que comenzamos haciendo las reuniones en Inglés y Portugués. En cuanto a la temperatura, fue muy difícil adaptarme. El invierno pasado llegó a tener un mínimo de -25 grados centígrados. Tuvimos nieve y oscuridad todo el tiempo», dice.
Conquista
La Palabra de Dios siendo predicada en más de un idioma, hace que tanto suecos como inmigrantes, que constituyen gran parte de la población, tengan la oportunidad de tener sus vidas transformadas. «Después de mucha oración, hemos conseguido un programa en un canal comunitario. Gracias a Dios hemos recibido a varias personas, entre ellos suecos, brasileros, angoleños, mozambiqueños, portugueses y de otras partes de América Latina y África», dice el pastor.
Personas como los brasileros Roberta Wanderley y Romero Nogueira (foto arriba), que vive en el país hace muchos años y estaban a punto de separarse, pero cambiaron de opinión cuando llegaron a la iglesia Universal de Suecia. «Tuvimos muchos problemas en el matrimonio. Los celos eran una obsesión, sobre todo de mi parte. Hasta ocurrían agresiones físicas. Cuando comenzamos a asistir a las reuniones, hace 1 año y medio, todo en nuestra vida cambió, y cada vez nos sentimos más motivados a servir a Dios», dice Roberta, feliz por la unión armónica que vive junto a su esposo.
El Fuerza Joven también hace su parte. Reuniones animadas, con música, la presentación de obras de teatro y palabras de motivación, hacen que la tristeza no tenga lugar en la vida de los participantes del grupo.
Fuerza Joven se une para concientizar a los jóvenes que vale la pena vivir por la fe
Aunque Suecia es un país pequeño, con cerca de 10 millones de habitantes, el trabajo para la predicación del Evangelio es arduo y requiere de personas dedicadas en esta obra, que no mira hacia nada ni a nadie, sólo al objetivo de ganar almas, que según el pastor Daniel, vale mucho la pena:
«Es un honor servir a Dios en cualquier circunstancia, aún más sabiendo que Dios cuenta con las personas para superar todas ellas. Tenemos a los discípulos del pasado y al obispo Macedo como grandes ejemplos de personas que enfrentaron todo tipo de luchas y vencieron. Es un sacrificio, pero es un gran honor, pues servimos en una obra en la cual nuestro patrón, que es Dios es también nuestro Padre».