Jacob se cansó de ser Jacob, de tener bendiciones, pero no ser la propia bendición; de tener promesas pero no disfrutarlas.
Hasta aquella memorable madrugada, su vida fue de altos y bajos, más bajos que altos, tribulaciones, miedos y angustias.
Mientras se apegaba a las conquistas, la maldición lo perseguía.
Hasta que se cansó de huir, de engañar y de ser engañado, se cansó de su carácter malo.
Era necesario arreglarse, tener un encuentro con el Dios de sus padres, buscar la dignidad de carácter de su padre Isaac, la herencia bendecida de su abuelo Abraham, es decir, ser la propia bendición.
El Dios Altísimo quería hacer de él un referencial para sus generaciones, como Abraham y Isaac fueron para él.
Esta sería la más grande herencia para sus herederos, el mayor y mejor legado a nuestros descendientes: la propia bendición.
Somos nosotros quienes escogemos lo que seremos para los otros y lo que pasaremos a nuestros descendientes por ello hay que buscar esa bendición, buscar de ser un testimonio en el altar de nuestro Señor.
Es así nosotros debemos tener la misma fuerza que tuvo Jacob, para vencer el miedo, las angustias y tribulaciones, que a pesar de ser bendecido no acepto su situación, nosotros queremos mas!! Queremos ser la propia bendición Jacob lucho por su bendición nunca desistió, hoy en día somos nosotros y queremos respuesta por eso vamos en la fe del sacrificio tenemos certeza que el sacrificio trae respuestas y esa es nuestra Fe. Dios esta mirando nuestras actitudes para darnos la nueva identidad ser la propia bendición. maravilloso vamos en la Fe.