“Tenía tantos problemas económicos, que no tenía dinero para nada, y estaba desempleado. Si tomaba un café, gastaba el dinero que era para el pasaje y tenía que caminar largas distancias pues ya no me quedaba para nada.
Al llegar a la Universal he aprendido a usar la fe, a ser fiel con Dios y sacrificar, hoy soy comerciante, tengo una carnicería y una agropecuaria. Aquellos problemas del pasado ya no existen, y mi familia y yo somos muy felices” Sr. Frankli