A menudo escucho estas frases de mi hija: “ Mamá ven a jugar conmigo; Mamá, siéntate aquí sólo un poquito…; Mamá ven a ver estos dibujos conmigo; Mamá, nunca tienes tiempo.” No estaba dándome cuenta que ella quería algo más que comidas preparadas, ropa limpia, material escolar al día, llevar y traerla de la escuela, cepillar sus cabellos y cobrar que ella se esforzara más, que organizara su cuarto, sus juguetes, sus ropas, que ella fuera más discreta, que ella orara más, que ella, él y ella…¡¡¡¡ Me di cuenta que mi hija sólo estaba queriendo atención!!!
En los cambios que ocurrieron dentro de mí, en una búsqueda por ser mejor para Dios, acabé descubriendo que no estaba dando esa atención a mi hija de la forma que ella necesitaba, estaba muy ocupada últimamente, y el tiempo estaba pasando, su cuerpo cambiando, sus preguntas más claras y más directas y, por fin, su necesidad de atención.
He descubierto y experimentado que por encima de todos los niños no sólo quieren tener juguetes, sino tener a alguien con quién jugar… No quieren solamente un “chofer”, sino alguien que interaccione con sus amigas de la escuela… Que no quieren solamente meriendas, y sí la atención de sentarse juntos, compartir la mesa, y ver a sus madres dándoles comidas más saludables… Yo también estoy lejos de ser la mejor madre, pero estoy buscando serlo, y en esa búsqueda estoy encontrando formas de estar más cerca de mi hija.
Comencé a pasear y jugar más con mi hija, empecé a conversar con ella más, empece a ser más amiga de sus amigas de la escuela, busqué un lugar para ella continuar haciendo su actividad preferida. Cuando puedo me siento con ella y veo sus películas infantiles, veo sus descubrimientos… La enseñé a leer la Biblia y a pensar y escribir lo que aprendió…
No son las circunstancias que vivimos que reflejarán en nuestro objetivo de ser madre, sino el cuidado y responsabilidad de hacer de nuestros hijos personas amadas y bien instruídas para Dios y para el futuro, y que nos harán sortear todos los imprevistos, situaciones y circunstancias, y luchar contra el tiempo.
Lo importante no serán la cantidad de horas, sino la calidad de lo que hacen juntos. Decidí cambiar algunas cosas y he visto poco a poco los beneficios que ellos han generado.
¡Un día contaré más!
Colaboró: Flávia Sousa, Rumanía
Fuente: http://www.cristianecardoso.com/es