La tecnología detrás del pañal es relativamente simple, basada en dos pilares: análisis químicos y la calidad de las cámaras de los teléfonos inteligentes.
La parte delantera del pañal es un parche con varios cuadrados de colores. Cada cuadrado representa una interacción diferente con una proteína, contenido de agua o bacterias y cambia de color si detecta algo fuera de lo común. También tiene un cuadrado blanco neutro, para comprobar más fácilmente los cambios de color en los otros cuadrados.
La aplicación del teléfono inteligente escanea el parche y puede hacer lecturas precisas de los datos químicos basados en los cambios de color. «Cuando terminas de cambiar al bebé, ya tienes el resultado», le explica a BBC Mundo Jennie Rubinshteyn, socia de Pixie Scientific.
Todo empezó en un viaje en auto de Jennie, con su marido Yaroslav Faybishenko y sus dos hijas. Al estar preocupados constantemente del cambio de pañal, comenzaron una conversación sobre los componentes que este contiene. Fue entonces cuando se dieron cuenta: su hija estaba sentada sobre un mar de datos.
Una vez escaneado el parche, los datos se cargan en una base central, donde los médicos pueden acceder para obtener información sobre la evolución del niño y si es necesario realizarle pruebas.
«La aplicación es muy personalizada y te permite tener el historial del niño. Desde diabetes hasta problemas de riñón, puedes agregar toda esa información», comenta Rubinshteyn.
Y además permite enviarle los datos directamente al médico, además de a quienes los padres estimen conveniente, creando una red que puede incluir desde niñeras hasta hospitales.
Primeras pruebas

Varias madres coinciden en que lograr una muestra de orina de un bebé puede ser un dolor de cabeza.
El pañal será probado en el Hospital de Niños Benioff de la Universidad de California, San Francisco en septiembre. El Hospital de Niños de la Universidad de Columbia, en Nueva York, también está considerando un estudio similar.
Las investigaciones tomarán entre 9 y 12 meses, por lo que si todo sale bien la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.UU. (FDA, por sus siglas en inglés) podría aprobarlo durante la segunda mitad del próximo año, último requerimiento para poder ser comercializado.
El pañal costará alrededor de un 30% más que los pañales regulares. Pero esto no significa un incremento real del 30% en el presupuesto destinado a este tipo de productos, lo que puede poner en duda su éxito comercial.
«Lo ideal es usar el pañal (con el test) una vez al día, excepto si el niño tiene fiebre o está enfermo y los padres quieren tenerlos controlados», explica Rubinshteyn.
Por lo tanto, el costo podría recuperarse al evitar acudir constantemente al pediatra de no ser necesario, o incluso de serlo, ahorrarían tiempo, ya que los datos del análisis de orina le llegarán directamente al especialista.
Fuente: bbc.co.uk