Las dificultades económicas cada día fueron creciendo y apesar de contar con el negocio de mi esposo no lograba avanzar, de la misma forma como entraba el dinero se iba, las deudas comenzaron a crecer y esto nos llevó a empeñar el auto del trabajo, pero no salíamos adelante.
En la casa pasábamos necesidades y esto hacía que me sintiera desesperada. Aunado a esto los males espirituales también me atormentaban, tenía mal carácter y vicios.
Cuando comencé a participar en el progreso económico mi visión fue abierta y recibimos las herramientas para salir adelante.
Hoy la empresa esta próspera, salimos de las deudas, ya no pasamos necesidades. Los males espirituales también desaparecieron, haciéndome una mujer completamente diferente.
Tuve la oportunidad de obtener dos negocios más de una comercializadora de alimentos y otra de construcción, donde gracias a Dios me esta yendo muy bien.
Aprendí que a través de la fe todo es posible para aquel que cree y que perseverando se puede conquistar.
Liliana Barrios