“Pensé que Dios se había olvidado de mi. Cuando empecé a crecer como persona empezaron a surgir más problemas. La amargura y tristeza eran parte de mi vida cotidiana. Por otro lado, mis hijos estudiaron y se graduaron, pero se involucraron con malas compañías; comencé a notar que se me estaban escapando de las manos. Con el pasar del tiempo a uno de ellos le robaron una moto y para recuperarla quiso hacer justicia por sus propios medios y se fue involucrando con personas que estaban en malos caminos, comenzó a usar armas de fuego, esto para mí fue un gran desespero.
Posteriormente, otro de mis hijos murió en un accidente, y su hermano mayor quería vengar su muerte, pero a los 4 meses lo mataron. Perdí todas las esperanzas en Dios al creer que Él no existía; al pasar el tiempo no le veía sentido a la vida y por esta razón, descuidé a mis otros dos hijos y a mi esposo. Luego me enfermé de gastritis crónica la cual se me podía convertir en cáncer de estómago.
En una ocasión estando en una plaza deprimida y triste me entregaron un periódico de la iglesia. Empecé a participar, al principio me costó adaptarme, pero poco a poco se fue manifestando el poder de Dios en mi vida. Hoy tengo 11 años en la iglesia y gracias a Dios el vacío que sentía fue llenado con la presencia del Espíritu Santo, además fui sanada, tengo felicidad, paz, alegría y una vida totalmente cambiada”, finaliza la Sra. Nelly.