Las drogas me llevaron a perder el sentido de la vida. Me convertí en un hombre agresivo y lleno de mucho odio. Consumí périco, marihuana y piedra. Recuerdo que en el sector donde vívia me tenían miedo debido a lo agresivo que era. Este tipo de vida me hizo perder el amor de mi familia, el respeto de las personas e incluso mi propio valor.
Después de recibir la invitación para asistir al Tratamiento para la Cura de los Vicios, me di cuenta que era posible tener cura. En cada reunión y con cada testimonio entendí que Dios podía liberarme de todos los males y empezar de nuevo.
Así fue poco a poco, dejé todos los vicios, el odio y mal carácter salieron de dentro de mí y comencé a ser un hombre con valores distintos, hoy tengo paz, una familia bendecida y las ganas de seguir hacía adelante.