“Tenía problemas de vicio de alcohol y desde los 15 años ya ingería licor. Al pasar el tiempo me fui sumergiendo más y más y por esta razón iban creciendo las dificultades en mi vida. A causa de una mala experiencia en la vida amorosa, caí en depresión y me refugiaba cada día más en el alcohol, me la pasaba en fiestas y con personas que me inducían a tomar. Cuando me sentía bien, intentaba como decisión propia dejar el alcohol y restaurar mi vida, pero nada resultó.
Mi madre veía el sufrimiento que estaba padeciendo y me hizo la invitación para asistir a la Universal. Comencé a participar en la cura de los vicios y hacer el tratamiento. Poco a poco siendo perseverante logré ser libre de la depresión y de los males que me atormentaban.
Ahora soy un joven distinto, libre y puedo certificar que los vicios sí tienen cura, pues yo soy prueba fiel de esto.”
Rafael Torres