De un simple pastor, David se convirtió en rey. Era respetado y temido. Hombre de guerra, mató a miles de enemigos. Estaba acostumbrado a ser obedecido. Sin embargo, un hombre lo reprendió e hizo con que el rey reconociera que no sólo había faltado el respeto a un ser humano, llegando a matarlo, habiendo abusado de su poder dado por Dios, alejándose de Él.
Este hombre que hizo a un rey guerrero curvarse se llamaba Natán.
Él siguió muy de cerca los reinados de David y Salomón como profeta y consejero, en una época en que la política y el temor de Dios estaban unidas – o por lo menos debería ser así.
«Natán» significa «regalo de Dios» en hebreo. El profeta del mismo nombre estaba al lado de los reyes en sus momentos más difíciles, orientándolos en dirección a la fe. Cuando David le dice a él que pretende construir el templo de los templos para Dios, el profeta está de acuerdo. Sin embargo, Dios le habla en sueños aquella noche, diciendo que no le corresponde a David levantar el importante edificio, sino a su sucesor. David lo respeta, aunque un poco frustrado. A pesar de ello, comienzo a acumular material para la noble futura obra.
David ve a Betsabé bañarse en una terraza cierta tarde. Codicia a la bella mujer, esposa de uno de sus más nobles y respetuosos guerreros, Urías. El rey comete adulterio, acostándose con la mujer que queda embarazada. En uno de los más grandes ejemplos de que el poder puede corromper, traza un vergonzoso plan: enviar a Urías al frente de una intensa batalla contra los crueles enemigos, que luego le darían fin. Dicho y hecho.
Un hombre que siempre había sido admirado por haber conocido el éxito por obedecer a Dios, de repente se convirtió en un adúltero y asesino. Su poder de rey lo hacia pensar que todo estaba bien, que él podía hacer lo que quisiera, porque era el monarca y nadie lo contradiría. Pero alguien lo haría.
Con una pregunta hipotética, Natán hace al rey declarar que un hombre que comete un delito determinado debe pagar con su vida. El profeta entonces muestra que el hombre injusto de la historia que contó es el propio David. El rey se da cuenta de que el poder lo cegó y que ofendido a Dios. El hijo que Betsabé dio a luz se enferma y luego muere (2 Samuel 11 y 12).
Pasan los años, y nace Salomón, dado a Natán para que lo eduque.
Otro hijo de David y Betsabé, en honor del profeta, también fue llamado Natán.
Cuando David estaba en el final de la vida, fue convencido por el profeta y Betsabé para pasar el trono a Salomón.
Natán dividía sus actividades entre ser profeta, consejero del rey y padre de familia. Tuvo dos hijos prestigiosos en el reino de Salomón: Zabad y Azarías .
El profeta ayudó a Salomón en la misión de construir el gran templo en Jerusalén, el trabajo deseado por David . Así como lo hizo con el padre, Natán estaba siempre al lado del nuevo rey, educado por él.
Un hombre humilde, que por ser siervo de Dios, era respetado por los hombres más poderosos de su época en su reino.