“Viví en la extrema pobreza, vivía en un rancho pasando muchas necesidades, no tenía para comer ni para cubrir las necesitades básicas. Mi esposo estaba en los vicios y esto agravaba más la situación.
Fue una situación muy difícil, me sentía humillada e incluso sin deseos de seguir viviendo. Perdimos la casa que teníamos porque se derrumbó y tuvimos que mudarnos a la casa de mi suegra. Estábamos en una situación muy crítica, llegué a vivir de favores y pedir en la calle por la fuerte situación que vivía.
Gracias a Dios, conocí la Universal donde comencé a participar y a luchar por la restauración completa de mi vida. En las reuniones del Progreso Económico aprendí a usar la fe, mi visión fue abierta y por esta razón las puertas fueron abiertas. Mi esposo fue libre de los vicios y logró tener un buen empleo, nuestra situación fue cambiando. Luchamos por conquistar nuestra vivienda y hoy en día conquisté mi apartamento completamemte equipado con las cosas nuevas así como yo quería y no nos falta nada gracias a Dios.»
Rosana Barrero