“A raíz de una consulta ginecológica me fue diagnosticado cáncer en los ovarios. Recibir esta noticia me devastó, no fue fácil. Mi suegra me realizó la invitación a la Universal para orar por mi salud.
Decidí asistir y comenzar a usar mi fe, pues quería vencer está enfermedad. Así que siendo constante en las oración los martes, ungiéndome con el aceite y aferrada al único capaz de ayudarme que era el Señor Jesús, enfrenté este mal.
Pasaron 26 días cuando nuevamente debía ir a la consulta, el médico me encontró muy bien, pues físicamente no estaba presentando algún rasgo de la enfermedad.
Efectivamente al realizarme el chequeo pertinente se dieron cuenta que la lesión había desaparecido por completo.
Hoy estoy feliz y doy gracias a Dios por haberme sanado por completo y ser libre de todo mal, pues usando el aceite y la fe en Dios fue posible el milagro en mi vida y esto me trajo mucha felicidad.