El trigo era, en los tiempos bíblicos, un alimento precioso, la materia prima de los panes y otros derivados. Las plantaciones eran enormes, porque era indispensable para la alimentación y el culto a Dios – tanto que Jesús se denominaba el Pan de Vida (Juan 6:33-48).
En la cosecha del trigo, sin querer, la hierba dañina llamada cizaña era segada también, ya que la apariencia de los dos es idéntica – pero la cizaña se oscurece cuando madura, mientras que el trigo permanece amarillo. Como la cizaña es perjudicial para la salud, debe ser retirada de en medio del cereal comestible. Por lo tanto, Jesús usó a esta maleza dañina en una de sus parábolas:
“Les refirió otra parábola, diciendo: El reino de los cielos es semejante a un hombre que sembró buena semilla en su campo; pero mientras dormían los hombres, vino su enemigo y sembró cizaña entre el trigo, y se fue. Y cuando salió la hierba y dio fruto, entonces apareció también la cizaña. Vinieron entonces los siervos del padre de familia y le dijeron: Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde, pues, tiene cizaña? Él les dijo: Un enemigo ha hecho esto. Y los siervos le dijeron: ¿Quieres, pues, que vayamos y la arranquemos? Él les dijo: No, no sea que al arrancar la cizaña, arranquéis también con ella el trigo. Dejad crecer juntamente lo uno y lo otro hasta la siega; y al tiempo de la siega yo diré a los segadores: Recoged primero la cizaña, y atadla en manojos para quemarla; pero recoged el trigo en mi granero.” Mateo 13:24-30
La separación
El trabajo de separar el trigo de la cizaña ese llama “zarandeo”. Después de un día de cosecha de trigo en los tiempos bíblicos, en que el trabajo era totalmente manual, los granos y la paja eran amontonados en medio del campo. Los labradores estaban una horqueta de madera de cinco puntas, un tamiz, y una pala. Con esta herramienta se lanzaban los granos y la paja al aire. Los granos, por ser más pesados, cían y la paja era llevada por el viento. La pala entraba en acción cuando el montón era muy chico para ser levantado con la horqueta. Si no hubiere viento natural, era producido artificialmente por alguien agitando un pedazo de paño u otra pieza de tejido grueso – pero solo para cantidades menores de material.
La paja era reunida nuevamente, para reservarla como alimento para los animales. Los residuos más sólidos se lanzaban a los fogones.
Con grandes tamices, comenzaba la limpieza de los granos. El trigo y la cebada generalmente estaban mezclados con pequeñas astillas, piedritas y pequeños terrones. Los granos pasaban por los agujeros del tamiz, y las impurezas permanecían en él, para ser descartadas luego. Cristo usó la tamización como ejemplo, cuando dijo que el diablo iba a zarandear a Pedro como al trigo (Lucas 2:31). Solo después de tamizados, por el color, eran retirados los granos de cizaña, recogiéndolos.
Juan Bautista también usó la tamización como ejemplo para ilustrar la forma en que Jesús actuaría:
“Su aventador está en su mano, y limpiará su era; y recogerá su trigo en el granero, y quemará la paja en fuego que nunca se apagará.”
Mateo 3:12
Después, los granos eran debidamente almacenados en silos privados o públicos, para entonces ser molidos según el uso al que estaban destinados.