Algunos científicos afirman que la creencia en Dios está arraigada en el cerebro humano, por lo que considerarse ateo es el resultado de un esfuerzo contra la naturaleza misma, de acuerdo con un artículo bastante trascendido recientemente.
El escritor Nury Vittachi, de Hong Kong, publicado en el sitio web Science 2.0 el artículo «Científicos descubren que los ateos pueden no existir, y esto no es una broma», basados en una serie de estudios realizados por reconocido especialistas. En el texto, el afirma que estos científicos vienen realizando en los últimos años estudios que muestran que la creencia en el Creador es algo que no se puede separar del cerebro humano.
Según Vittachi, las conclusiones anteriores sugieren fuertemente que tanto no ateos y ateos creen, pero de manera diferente. Los primeros admiten la creencia y la aceptan mientras que los último tratan de luchar contra ella.
Otros hombres de ciencia, citados por Vittachi o no, están de acuerdo en que hay una predisposición cognitiva del cerebro para creer, para la fe. Algunos de estos científicos son Pascal Boyer, de la Universidad de Washington en St. Louis (Estados Unidos). Para él, negar la existencia de Dios es algo forzado, un intento de contrariar una característica natural humana del ser humano.
«La diferencia de puntos de vista entre un ateo y un no ateo es mucho menor de cómo ambos lados piensan», dice Vittachi. Para él, ambos grupos son conscientes de una realidad compuesta de elementos reales o no, y lo que cambia es la interpretación de algunos detalles de estos elementos.
La respuesta está en la Biblia
Algunos científicos incluso buscan la propia Biblia como fuente definitiva y digna. En un artículo titulado «¿Existe una prueba definitiva de la Creación?», el astrónomo cristiano Jason Lisle, del Instituto para la Investigación de la Creación, afirma que todos, incluso los ateos, entienden intuitivamente que Dios existe: «Muchos cristianos tienen la impresión equivocada de que los críticos de la Biblia creerían más si tuvieran más evidencias del Dios bíblico. Pero esto no es así. Según Romanos 1:18-20, cada uno tiene un conocimiento innato del Dios de la Creación».
La afirmación de Lisle procede, como muestra el pasaje bíblico que cita:
«Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad;
porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios se lo manifestó.
Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa”.
El astrónomo defiende que los que se dicen ateos no necesitan de más pruebas, más de que se expongan a sí mismos sus propios “conocimientos reprimidos de Dios”.
Vale la pena mencionar que algunos de los grandes nombres de la ciencia a lo largo de la historia no dejaron de lado la fe en Dios a causa de sus mentes privilegiadas, entre ellos Isaac Newton – que inclusive vio la mano de Dios en la construcción original del Templo de Salomón.
«Podemos ser más espiritual de lo que pensamos», concluye Vittachi en el artículo.
