Si siento ganas o no,
voy a despertarme y levantarme de la cama a tiempo.
Si siento ganas o no,
voy a cumplir mi deber con mi cuerpo y seguir mi rutina de ejercicios todas las mañanas.
Si siento ganas o no,
voy a hacer mi trabajo primero y divertirme más tarde.
Si siento ganas o no,
siempre voy a cumplir mis promesas.
Si siento ganas o no,
voy a perdonar a aquellos que me han ofendido.
Si siento ganas o no,
voy a hacer los sacrificios necesarios para alcanzar mis metas.
Si siento ganas o no,
siempre voy a decir la verdad.
Si siento ganas o no,
voy a resistir la tentación de gastar el dinero que no tengo.
Si siento ganas o no,
me quedaré lejos de personas que no añaden nada a mi vida.
Si siento ganas o no,
no voy a permitir que mi corazón controle mi mente.
Si siento ganas o no,
voy a guardar mis ojos de mirar lo que no deben.
Si siento ganas o no,
voy a hacer lo que es correcto.
Si siento ganas o no,
te guste o no,
si el mundo me ama o me odia por ello,
Voy a mantener mi fe.
Siempre.
Porque yo no vivo por lo que siento.
Obispo Renato Cardoso