Cris, mi madre nunca me enseñó esas cosas, tú has sido la madre que nunca tuve…
No fueron pocas las veces que recibí este tipo de comentario aquí en mi blog. Al mismo tiempo que me siento honrada por ser considerada mamá y estar haciendo una diferencia en la vida de alguien, también siento una cierta frustración. No sé qué hubiese sido de mí si hubiese tenido una madre ausente…
Muchas mujeres pueden ser madres, pero no todas tienen las condiciones de serlo.
Y es por eso que me irrita tanto ver a niñas quedando embarazadas. Piensan que por el hecho de dar a luz a una criatura se harán más mujeres, más responsables, más amadas, más valoradas, mientras que, en realidad, el bebito no puede ofrecer nada de eso. ¡Quién debería ofrecerle eso a él es ella!
¿Sabes lo que es ser madre? Ser madre es ser ejemplo para sus hijos. Es cuidar, valorar, dedicarse, darse, amar, perdonar, comprender, castigar, disciplinar, sacrificar, enseñar, entre otros tantos verbos. Para ofrecerle eso a otra persona, primero tienes que tener algo para dar.
Si aún no te amas, ¿cómo amarás a tus hijos?
Si no te valoras aún, ¿cómo valorarás a tus hijos?
Si eres perezosa con tus responsabilidades, ¿cómo serás dedicada para con tus hijos?
Si eres egoísta y solo piensas en ti misma y en tus necesidades, ¿cómo darás para tus hijos?
Si no te cuidas, ¿cómo cuidarás a tus hijos?
Si careces de amor, ¿cómo podrás darles amor a tus hijos?
Si hablas malas palabras, eres chismosa, te gusta llamar la atención y eres peleona, ¿cómo vas a poder disciplinar a tus hijos?
Si te gusta salir con chicos, tener relaciones ocasionales, ir a fiestas, ¿cómo podrás ser madre?
Si aún no tienes un matrimonio estable, ¿cómo podrás darle a tus hijos una familia feliz?
Tú no sirves para ser madre, por lo menos no ahora. Por favor, no des a luz hijos para luego dejarlos por ahí, para que la vida los eduque. La vida no educa a nadie.
Pero Cris, yo no tuve este entendimiento en el pasado y hoy soy esta mamá. ¿Qué hago ahora para no dejar que desear para con mis hijos?
Transformate en una madre de verdad. Invierte en tu valor, en tu madurez, en tu vida espiritual, y dar a tus hijos lo que nunca tuviste de nadie. Ellos pueden no valorarte hoy, pero no podrán culparte por tus errores y decisiones equivocadas en la vida. Por lo menos, tú hiciste tu parte como mamá.
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